Cuando el joven Fernando tenía 15 años de edad, decide vestir el sayal franciscano, atraído por la misión que dieron los Padres franciscanos del Convento de Ocopa, en la ciudad de Huánuco.
Fue corista estudiante y realizó sus estudios eclesiásticos tomando el nombre de Alfonso María de la Cruz. Nunca desmintió su primera resolución; a pesar de que los misioneros de Ocopa nada omitieron para probar su constancia. Conocedores ellos, de la difícil causa que toma a su cuenta el ministro del Evangelio, que debe ser “ sal de la tierra, luz del mundo, depositario de la ciencia y centinela de la casa de Israel “ ; y sabiendo que a quien mucho se le confía, mucho se le ha de pedir, emplearon todos los medios para probar la bondad de su vocación. más nuestro joven aspirante se mantuvo siempre en su puesto y colmó las esperanzas de todos.
Fray Alfonso María de la Cruz se consagró irrevocablemente al total servicio de Dios por la Profesión de los votos religiosos, el 18 de diciembre de 1862 digno galardón de su constancia, después del año canónico de noviciado, durante el cual dio clarísimas muestras de la verdad de su vocación a la vida del claustro, dedicándose a ilustrar su espíritu, acompañando el ejercicio de las virtudes religiosas con el estudio de las ciencias humanas y divinas que aprovechó sobremanera, mereciendo recibir las órdenes menores y la dignidad sacerdotal, previo examen ante el Venerable Discretorio, según cartas firmadas por el R. P. Fray Pedro Gual, Comisario General dela Orden Franciscana.
Fue corista estudiante y realizó sus estudios eclesiásticos tomando el nombre de Alfonso María de la Cruz. Nunca desmintió su primera resolución; a pesar de que los misioneros de Ocopa nada omitieron para probar su constancia. Conocedores ellos, de la difícil causa que toma a su cuenta el ministro del Evangelio, que debe ser “ sal de la tierra, luz del mundo, depositario de la ciencia y centinela de la casa de Israel “ ; y sabiendo que a quien mucho se le confía, mucho se le ha de pedir, emplearon todos los medios para probar la bondad de su vocación. más nuestro joven aspirante se mantuvo siempre en su puesto y colmó las esperanzas de todos.
Fray Alfonso María de la Cruz se consagró irrevocablemente al total servicio de Dios por la Profesión de los votos religiosos, el 18 de diciembre de 1862 digno galardón de su constancia, después del año canónico de noviciado, durante el cual dio clarísimas muestras de la verdad de su vocación a la vida del claustro, dedicándose a ilustrar su espíritu, acompañando el ejercicio de las virtudes religiosas con el estudio de las ciencias humanas y divinas que aprovechó sobremanera, mereciendo recibir las órdenes menores y la dignidad sacerdotal, previo examen ante el Venerable Discretorio, según cartas firmadas por el R. P. Fray Pedro Gual, Comisario General dela Orden Franciscana.
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